HISTORIA DEL USUARIO
La tecnología detrás del rescate de la cueva de Tailandia
Conclusiones clave
- Los rescatadores usan mapas para recopilar datos, guiar la búsqueda y los planes de rescate.
- Los mapas de cuencas hidrográficas y terreno en 3D muestran cómo y hacia dónde desviar el agua
- Las mediciones de las aberturas y pasadizos de la cueva hicieron que el reto adoptase otra perspectiva.
Mientras aficionados de todo el mundo se reunían con motivo de la Copa Mundial de Fútbol a finales de junio, las lluvias monzónicas atraparon a un equipo de fútbol de 12 niños de entre 11 y 16 años, además de a su entrenador de 25, en una remota cueva de Tailandia.
El equipo conocía bien la estructura de la cueva, Tham Luang, pero las lluvias torrenciales los sorprendieron. A poco más de tres kilómetros de la frontera de Tailandia con Birmania, el arroyo habitual de la cueva se convierte en un auténtico río durante el monzón.
Cuando los amigos y familiares se dieron cuenta de que los niños estaban atrapados, los rescatadores se desplazaron al lugar a la carrera. Sin embargo, las gélidas aguas crecían y las rápidas y peligrosas corrientes obstaculizaban las labores de rescate, por lo que las esperanzas de los que aguardaban se desmoronaban.
Los tailandeses brindaron un apoyo firme. Escaladores expertos de la isla de Libong –quienes escalan riscos para recoger huevos comestibles de pájaros–, usaron habilidades que pasan de generación en generación para peinar un terreno muy empinado. Los agricultores retrasaron la siembra y los lugareños dejaron de lado su actividad cotidiana para ayudar. Un torrente de recursos y una cocina de campaña abierta en todo momento fueron un valioso apoyo para los rescatadores.
La mayoría de misiones de búsqueda y rescate comienzan con un mapa para guiar la operación y coordinar herramientas, suministros y personal. Los mapas modernos, creados con un sistema de información geográfica (SIG), ofrecen todo tipo de datos para consultar y explorar. En los rescates de cuevas, los trabajadores confían en los mapas para correlacionar el mundo subterráneo y la tierra de la superficie.

Desviar el agua
Desde el principio, el Departamento de Recursos Minerales de Tailandia (DMR) contó con expertos en cartografía y SIG de Esri Thailand y GIS Company para crear diversos mapas y ayudar a localizar a los niños.
Con los rescatadores en plena búsqueda, las lluvias torrenciales y el creciente nivel del agua de la cueva hacían que entrar en la cueva fuese demasiado peligroso para los buceadores. La fuerza de las corrientes arrancaba las máscaras de buceo y enviaba a los buzos lejos de las cuerdas de guía que les mantenían en camino. El Real Departamento de Irrigación colocó bombas de gran capacidad dentro de la cueva en los primeros momentos, sin conseguir reducir inmediatamente el nivel del agua.
El personal del DMR y los equipos de cartografía debían formular otro planteamiento. Agregaron estudios anteriores de la cueva al SIG para crear mapas que mostrasen una imagen completa de la superficie de la cueva, tanto en superficie como en el subsuelo.
El Real Departamento de Irrigación estudió la geología de la zona con técnicas de resistividad eléctrica. Los expertos en cartografía interpretaron los datos para hallar cavidades que pudieran actuar como conductos de agua y crearon mapas 3D para mostrar dónde terminaban las corrientes superficiales convirtiéndose en subterráneas. Los voluntarios siguieron los mapas para realizar un estudio a pie de las laderas, anotando la dirección y el caudal de agua. Los expertos consultaron análisis y datos basados en SIG para revisar y diseñar opciones para el desvío del agua.
"Teníamos que calcular la cuenca, dirección del flujo de agua y acumulación con un modelo digital de elevación, información geológica… además de detalles sobre la densa superficie forestal para identificar el origen de flujos de agua significativos dentro de la cueva", declaró Chanist Prasertburanakul, Directivo superior de cartografía aeroespacial y Jefe de equipo de GIS Company, Ltd. y Esri Thailand. "Gracias a estos datos, encontramos dos fuentes de agua importantes que fluían hacia las partes septentrional y meridional de la cueva".
Un equipo compuesto por miembros del Real Departamento de Irrigación, expertos del Departamento de Parques Nacionales, Vida salvaje y Conservación de flora y soldados del Real Ejército Tailandés trabajaron codo con codo para construir diques con los que desviar el flujo de agua. Instalaron grandes tuberías desde una cavidad sobre la parte septentrional de la cueva hasta un campo de arroz cercano. A pesar de las continuas lluvias, los niveles de agua comenzaron a descender.

Encontrar al equipo
El personal de emergencias estableció una sala de mando de operaciones de rescate en el Centro de operaciones de riesgos geológicos. Desde esta ubicación central, planearon y coordinaron actividades con una copia digital de la cueva.
El mundo estaba observando, el reloj avanzaba impasible, la lluvia no paraba y el oxígeno empezaba a escasear en la cueva. Toda Tailandia se volcó en ayudar. Su Majestad el Rey Maha Vajiralongkorn Bodindradebayavarangkun de Tailandia declaró la crisis como prioridad nacional. Más de 10.000 voluntarios y trabajadores de Tailandia respondieron, incluyendo 2.000 soldados, 150 buzos de operaciones especiales de la Armada tailandesa y representantes de más de 100 agencias gubernamentales. De todo el mundo llegaron expertos en logística y espeleobuceo: personas y equipos de Australia, Bélgica, Canadá, China, Dinamarca, Estados Unidos, Finlandia, India, Israel, Japón, Laos, Países Bajos, Reino Unido, República Checa y Rusia.
Con tantos expertos y personal de emergencias y con los niveles de agua disminuidos hasta un nivel seguro, el equipo de buceo estaba listo para empezar a buscar a los menores perdidos. En primer lugar, estudiaron los mapas que plasmaban las vueltas, los giros y las dimensiones de la cueva para ayudar a pasar por pasajes complicados y marcar mentalmente su progreso dentro de la cueva. Después, prepararon cuerdas de guía y botellas de oxígeno de repuesto a lo largo de la ruta que seguirían. En el laberinto de pasajes y cámaras, los buzos comprobaron todos los callejones sin salida de la red de la cueva y los señalaron en sus mapas.
Mientras tanto, en la superficie, el ejército buscaba entradas alternativas a la cueva con mapas topográficos del terreno y fotos aéreas de alta resolución del Real Departamento de Topografía de Tailandia. Los ingenieros, con la esperanza de hallar un lugar para excavar, analizaron mapas 3D cruzados para calcular la distancia al centro de la cueva desde varios ángulos.
Tras nueve días de búsqueda, espeleobuceadores británicos expertos encontraron al equipo apiñado en una embarrada isleta a más de tres kilómetros de la entrada de la cueva y a un kilómetro y medio bajo tierra.
"Al principio fue todo euforia y alivio por hallarlos aún con vida", declaró Rick Stanton, buzo del Consejo Británico de Rescate de Cuevas. "El alivio dio paso a la incertidumbre. Cuando nos fuimos, solo pensábamos en cómo los íbamos a sacar".
La evolución del mapa de la cueva
El personal del DMR obtuvo datos de la cueva de "Expédition Thaï-Maros", un estudio francés que registró la extensión y sección de la cueva en 1986 y 1987. En aquel momento, la topografía de la cueva se realizó con largas cintas métricas de metal. Hoy en día, los telémetros láser facilitan el trabajo de cartografía, pero orientarse y medir bajo tierra siempre es difícil, ya que las señales GPS no funcionan a esta profundidad.
Se tradujeron y compartieron detalles del libro del Dr. Martin Ellis, The Caves of Thailand Volume 2: Northern Thailand . Un estudio más reciente realizado por topógrafos británicos en 2014 y 2015 aportó información sobre cambios de puntos de referencia, distancia, rumbo y elevación entre las secciones investigadas.
En conjunto, los datos proporcionaron al equipo de cartografía lo que necesitaban para modelar y visualizar la cueva en 3D. Estos mapas 3D de la cueva se distribuyeron entre el equipo británico de topografía de la cueva, el grupo de operaciones especiales de la Armada tailandesa y el personal del Departamento de Prevención y Mitigación de Desastres.
“Los buzos atravesaron grandes dificultades en la operación de búsqueda hasta que Martin Ellis nos envió el mapa con detalles de la cueva que topografiaron los franceses en 1987", afirmó Songkorn Siangsuebchart, Consultor técnico superior de GIS Company, Ltd. “Creamos el mapa de sección de los pasajes de la cueva con técnicas de georreferenciación para medir y relacionar la dimensión de cada pasaje con la distancia entre cada sección cruzada. Gracias a este mapa, los buzos pudieron planificar y llevar a cabo su misión de manera eficaz".

Planificación del rescate
El hallazgo de los niños puso desató toda una vorágine de planes de evacuación mientras la lluvia arreciaba y el equipo esperaba en peligro. En un primer momento, un funcionario del gobierno sugirió que los niños podrían tener que quedarse allí durante cuatro meses hasta que descendiesen las aguas. Sin embargo, los cálculos basados en mapas mostraron que el nivel de oxígeno de la cueva no les daría tanto tiempo. A pesar de que la situación era apremiante, el entrenador mantuvo al equipo tranquilo mediante técnicas budistas de meditación y respiración lenta, una hazaña que también conservó el aire y la energía.
A medida que la misión cambiaba de búsqueda a rescate, el equipo de cartografía recopiló lecturas de sensores sobre los niveles de agua y oxígeno en la entrada de la cueva, a 300 metros y a 1.500 metros. Las actualizaciones horarias de mapas mostraban la profundidad del agua y la calidad del aire y avisaban a los rescatadores del cambio en las condiciones. Además, el equipo de cartografía vigiló la información de los radares meteorológicos para predecir y comprender el volumen de las precipitaciones en superficie.
Seis días después de localizar a los niños, los buzos seguían organizando la búsqueda en condiciones casi imposibles. Necesitaban una forma de reducir el tiempo de recorrido desde la superficie hasta la isleta donde se apiñaba el equipo. Se tardaba una media de nueve horas en recorrer el itinerario y muy pocos niños sabían nadar o bucear. Un audaz buzo de operaciones especiales de la Armada tailandesa, que trabajaba en el problema del suministro de oxígeno, perdió la vida. Mientras tanto, los equipos de voluntarios y del ejército seguían inspeccionando la superficie en busca de entradas alternativas, y los ingenieros planificaron imprevistos de perforación.
Llegó el 9 de julio y la situación crítica del equipo de fútbol, así como la intensa misión de rescate, se había hecho eco en todo el mundo. Tras probar varias opciones de evacuación, los buzos idearon una solución que combinaba un inteligente sistema de trineo y máscaras de buceo que cubren la cara por completo. Con inmenso alivio, lograron guiar a los primeros cuatro niños hasta la boca de la cueva.
El 12 de julio, 18 días después de que el equipo se adentrara en la cueva, los buzos guiaron al último grupo de niños y al entrenador a la superficie. Su calvario por fin había terminado. En un golpe del destino, justo cuando los últimos niños salían de la cueva, una bomba de agua se estropeó e inundó toda la zona.
"No sabemos si ha sido un milagro, la ciencia o qué", se leía en una publicación de la página de Facebook del grupo de operaciones especiales de la Armada tailandesa esa misma noche. "Los trece Wild Boars ya están fuera de la cueva".
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A continuación, encontrará una galería con una línea temporal que indica cómo se desarrollaron los eventos, junto con una descripción de los productos de mapas que se crearon.

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